Manuel suspiró al ver entrar a su futura esposa, ella feliz. El nerviosismo se hizo evidente. El escenario fue en las pequeñas ruinas de la ermita del Celler de Can Torrens. Ella muy ilusionada y el contemplándola en todo momento, sin duda fué uno de los mejores días que recordarán toda la vida.
Les doy las gracias por confiar en mi trabajo y les deseo que sean muy felices.